Los antiguos Cristos titulares en la hermandad de la Hiniesta

A escasos días de que la cofradía se eche a la calle, y se encuentre el Cristo de la Buena Muerte en su paso procesional para que cruce el complicado dintel de San Julián, queremos hacer un sencillo recorrido histórico por las distintas imágenes antecesoras de la actual a las que la hermandad ha dado culto durante su extensa historia.

Las primeras imágenes penitenciales

Como es sabido por tradición, la corporación surge a principios del siglo XV alrededor de la devoción a la imagen de la Virgen de la Hiniesta hallada en los montes de Cataluña, que había sido entronizada en San Julián en 1380. Casi dos siglos más tarde, en pleno espíritu contrarreformista, adquiere carácter penitencial tras la aprobación de las reglas de 1565. El devoto licenciado Vera y Rosales indica de forma expresa que en esas fechas la cofradía se hace “de sangre y que celebraría “estación de disciplina a la Santa Iglesia [Catedral]”. Ésta se realizaría el Jueves Santo en la noche desde las ocho en adelante con ”una imagen de Cristo Crucificado y otra de Nuestra Señora de la Soledad con el título de Iniesta”. La salida procesional se trasladará al Miércoles Santo a partir de 1586 y se mantendrá con cierta regularidad hasta 1666, ya que los devastadores efectos de la peste de 1649 reducen drásticamente los medios humanos y los económicos e impiden por ello continuar con el culto público. A pesar de esto, contrariamente a lo que algunos estudiosos han defendido, la condición penitencial no se llegó a perder de forma expresa aunque sí en la práctica. En cuanto a la imagen del Cristo a la que rezaban nuestros hermanos, nada sabemos ni sobre su autoría ni sobre el paradero que posteriormente tuvo. También desconocemos si durante este periodo temporal hubo algún cambio de titular cristífero como sucedió con la Dolorosa, ya que la imagen mariana destruida en 1932 no era con toda certeza la de las reglas de 1565 sino una de principios del siglo XVII. De este modo, no es descartable que de forma paralela en ese momento se pudiera haber adquirido un nuevo Crucificado.

La reorganización de finales del XIX y el Cristo de pasta de madera

Llegado el año de 1879, “algunas personas piadosas” –en palabras del investigador José Bermejo– revitalizan la hermandad, aunque se centran exclusivamente en la faceta penitencial y olvidan el histórico cariz glorioso fundacional. Para esta ocasión es cuando se acuña por primera vez la advocación del Cristo como de la Buena Muerte, cuestión que parece tener origen jesuita. La imagen que se adopta como titular es un Crucificado de pasta de madera proveniente de un altar de la nave de la Epístola (la de la derecha según se entra) de San Julián. Esta imagen, cuya autoría ignoramos por carecer de documentación al respecto, tuvo que ser reformada por el escultor Emilio Pizarro para fijarla a una cruz mayor que resultase apta para el paso procesional. Entre el deficiente material de su factura, la poco acertada intervención descrita y el deterioro que alguna lluvia le causó, la hermandad intentó sustituirla por otra más adecuada. Nos consta que con tal fin se solicitó la cesión del Cristo del Confalón de la parroquia de la Magdalena, interesante talla atribuida a Nicolás de León hacia 1536. Sin embargo, esta petición no resultó exitosa ante la negativa del rector de este céntrico templo, por lo que la imagen de pasta finalmente se mantuvo como titular hasta la suspensión de la actividad en 1895. Es oportuno mencionar que, durante esta etapa decimonónica, el Cristo figuró bajo distintas configuraciones en su paso: con la Virgen y San Juan en 1881-1884, con el añadido de las Santas Mujeres y los Santos Varones al pie de la Cruz en una escena previa al descendimiento en 1885-1894 y aparentemente en solitario (así lo intuimos al haber noticias de un nuevo paso de palio para la Dolorosa) en 1895. En la actualidad ignoramos qué sucedió con esta talla.

El modelo de cofradía desde 1905 y el Crucificado del retablo de San Julián

Tras una década de latencia, la hermandad resurge de forma definitiva en 1905 e inicialmente se adopta un modelo con tres pasos: el Triunfo de la Santa Cruz, el Crucificado y la Virgen bajo palio. Los últimos cambios notables consisten en la inclusión de María Magdalena a los pies del Señor en 1909 y la definitiva supresión del misterio alegórico en 1912, que dieron lugar a la actual configuración escenográfica. En esta etapa el Cristo de la Buena Muerte es una talla de madera que remataba el altar mayor de San Julián y que pertenecía al Marquesado de La Granja, patronos de dicha capilla. La imagen se atribuía a Felipe de Ribas, con quien había sido contratado el retablo en 1640. Por desgracia, el fuego provocado de 1932 consumirá el Crucificado del artista cordobés junto a la Dolorosa y la mayoría de los enseres de la cofradía. El durísimo revés que supuso el incendio de San Julián obliga a nuestros hermanos de entonces a encontrar nuevas formas para sus devociones.

En alguna ocasión se ha llegado a comentar que en dicha tesitura ciertos hermanos notables de la época intentaron hacerse con el Crucificado de la Misericordia del vecino convento de Santa Isabel para convertirlo en titular de la Hiniesta. No obstante, el hecho de que este espléndido Cristo de Juan de Mesa –original del convento de San José de la Judería– esté vivo nos hace dudar de la veracidad de tal afirmación por la imposibilidad misma de conciliarlo con la advocación de Buena Muerte. Es cierto que se ha documentado que inicialmente al genial imaginero lo concibió muerto y que con posterioridad le abrió los párpados y le tapó la herida del costado, por lo que tal vez alguien pudiera haber planteado ya en el pasado siglo deshacer tales cambios. De cualquier modo, la incertidumbre de esta teoría nos suscita excesivas dudas para tomarla al cien por cien por verdadera.

Cristo de la Misericordia (Juan de Mesa)

El convulso periodo hasta el estallido de la Guerra Civil

Sin imágenes ni templo, la hermandad y la parroquia se instalan en la cercana iglesia de San Marcos. Allí se reconstruirá, no sin dificultades, la vida de la corporación. En primer lugar se encarga una nueva Virgen de la Hiniesta Dolorosa a Antonio Castillo Lastrucci, que resulta vencedor en un concurso en el que participaron además Antonio Bidón, José Merino y Cayetano González. Con muchos sacrificios se retoma la estación penitencial en 1935, que se realiza desde Santa Marina. Para la ocasión, se pidió en préstamo un Crucificado de papelón atribuido a Cristóbal Ramos y propiedad de la hermandad de la Sagrada Lanzada. Ésta lo había adquirido en 1850 procedente de la capilla de la extinguida cofradía de la Antigua, Siete Dolores y Compasión –actual sede de Montserrat– en lo que fue el compás del convento dominico de San Pablo. Tras la hechura de la actual talla de Antonio Illanes, la corporación del Miércoles Santo lo conservaba aunque no le daba culto. Las gestiones fructifican y se obtiene la cesión para aquel Domingo de Ramos de 1935, en que la imagen sale en procesión sobre el nuevo paso que Manuel Casana ha realizado para la hermandad. Concluida la jornada, es devuelta a San Martín. Finalmente, dos años después lo adquiere la hermandad de la Vera Cruz de Mairena del Alcor, que había perdido su anterior titular en un incendio. Allí continúa en la actualidad, aunque de la imagen original se conserva solamente la cabeza al haberle hecho un nuevo cuerpo de madera Luis Álvarez Duarte en 1992.

En 1936 se hace estación penitencial otra vez desde Santa Marina, aunque con un único paso con la Dolorosa a los pies del Cristo conformando la iconografía del Stabat Mater. En esta ocasión el Crucificado es uno procedente de la iglesia de San Marcos, nuestra provisional sede por entonces como se ha dicho. Excepto algún documento gráfico, carecemos de mayor información acerca de esta talla, ya que el 18 de julio de aquel 1936 nuevamente el fuego provocado se ceba con la Hiniesta, y perecen tanto este Cristo como la primera Dolorosa surgida de la gubia de Castillo Lastrucci. Precisamente será este imaginero quien dé forma a los actuales Sagrados Titulares penitenciales, que salen por primera vez en procesión el Domingo de Ramos de 1938 desde la iglesia de Nuestra Señora de Consolación en la calle Sol. El conjunto del primer paso se completaría en 1944 con la imagen de Santa María Magdalena.

Cristo de la Parroquia de San Marcos

Tabla resumen

Para la mejor comprensión e identificación de todas las imágenes citadas, las resumimos en la siguiente tabla.

TiempoAutor / AñoMaterialProcedenciaParadero actual
1565-1666DesconocidoDesconocidoDesconocidaDesconocido
1879-1895DesconocidoPasta de maderaIglesia de San JuliánDesconocido
1883 cesión no obtenidaNicolás de León 1536 (atribución)MaderaParroquia de la MagdalenaParroquia de la Magdalena
1905-1932Felipe de Ribas 1640 (atribución)MaderaIglesia de San JuliánPerdido en el incendio de 1932
1932 ¿cesión no obtenida?Juan de Mesa 1622MaderaConvento de Santa IsabelConvento de Santa Isabel
1935Cristóbal Ramos 1770 (atribución)Pasta de maderaIglesia de San MartínHdad. Vera Cruz Mairena del Alcor
1936DesconocidoMaderaIglesia de San MarcosPerdido en el incendio de 1936

José María Pinilla

Marzo 2023

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