Durante la construcción de la nueva Casa de Hermandad aparecieron unos interesantes restos arqueológicos que obligaron a la modificación del proyecto original, ampliándose los espacios constructivos a una nueva planta sótano donde poder almacenar enseres de la Hermandad y por otra parte conservar para su exposición los magníficos restos arqueológicos.
Encontramos restos más antiguos del siglo VI de etapa romana, aunque sin demasiada importancia, ya que no configuran estructuras de edificios. La etapa más interesante es la del periodo islámico (siglos VIII – XIII), pudiéndose dividir en dos partes definidas como periodo clásico islámico y periodo almohade.
De la primera división temporal encontramos los restos más importantes como la cisterna que surtía a la fuente posterior. Se encuentra policromada en almagra roja y se data en el siglo IX. Forma parte de unos jardines que probablemente se encontraban deprimidos en relación a la zona habitada, siguiendo la tradición musulmana. Pero el hallazgo principal encontrado es la fuente referida y concretamente el mural pintado que la decora. Se trata de una estructura de 4,20 metros de largo por 95 centímetros de alto, con motivos decorativos geométricos y vegetales de excelente factura y calidad artística, según los expertos consultados. La estructura mural es simétrica en torno a una pileta central que ha sido expoliada a lo largo del tiempo. La pintura mural se compone de lacería geométrica, un trilobulado y una estrella de ocho puntas quedando enmarcado con palmetas y atauriques vegetales. Está realizada en colores almagra y azul sobre blanco. Su fecha de ejecución está en torno al siglo XI, coincidiendo con la etapa de la taifa sevillana abbadí. La alberca que surtía esta fuente está separada de la misma por un grueso muro de restos tardorromanos donde se insertan tuberías de plomo que abastecían a la fuente.