Este 1 de marzo se cumplen 50 años del fallecimiento de nuestro hermano el músico José Martínez Peralto. Estuvo muy vinculado a la Hiniesta y nos dejó espléndidas composiciones que hoy nos enorgullecemos de tener.
Desde hace décadas, uno de los momentos más esperados de cada Domingo de Ramos –la primera levantá del paso del Cristo– lleva unida de forma indisoluble una melodía sin la que no lo entenderíamos. Apenas suena el martillo y los costaleros comienzan la maniobra que lo llevará ante la Virgen, arrancan los compases de la marcha Hiniesta para acompañar este instante inolvidable que nos eriza la piel [enlace]. El responsable tanto de esa música como de Cristo de la Buena Muerte, que se interpreta a continuación antes de la salida de la bendita imagen, no es otro que José Martínez Peralto.
Nuestro hermano había nacido el 17 de julio de 1898 y, contrariamente a lo que podríamos pensar a partir de la calidad de sus composiciones, no era músico de profesión, aunque tenía estudios musicales y era un reputado violinista. Participó en una orquesta de cámara creada por Manuel de Falla y estaba al frente de un cuarteto que amenizaba proyecciones de cine mudo y actos sociales de diverso tipo. Sabemos que escribió obras variadas, desde piezas de corte clásico a música ligera, incluyendo como curiosidad hasta un himno al que fue portero del Sevilla F.C. Guillermo Eizaguirre.
Gracias a su vecindad –ambos residían en la calle Murillo– con Francisco Camero, destacado hermano de la Hiniesta, Peralto se involucró notablemente en la vida de la corporación formando parte de varias juntas de gobierno y le regaló hasta cuatro marchas procesionales. En orden cronológico, las dos primeras fueron las mencionadas Hiniesta (1945) y Cristo de la Buena Muerte (1946). Poco más tarde sumaría Nuestra Señora de la Hiniesta (1952) [enlace], cuya partitura revela que está dedicada a los oficiales de aquel tiempo, entre los que figuraba el propio Peralto. La última estaba dedicada a la Coronación Canónica de la Virgen, que estaba prevista para 1961. Se llamaba Hiniesta Coronada (1960), aunque la cancelación del acto –retrasado finalmente hasta 1974– motivó que esta composición fuera finalmente retitulada como Virgen de la Soledad y obsequiada a la hermandad del Santo Entierro de Olivares. Por otro lado, también fue el responsable de poner música a las antiguas coplas en honor de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa.
Los hermanos más veteranos recuerdan con gran cariño la cercanía de Martínez Peralto, a quien era habitual verlo interpretar en los cultos reducciones de sus marchas procesionales. Estas partituras se conservan en el archivo, al igual que otras versiones orquestales. Sirva de ejemplo de esto último la adaptación de Hiniesta que ejecutó hace apenas unos días la Orquesta Sinfónica de Málaga dirigida por Francisco Javier Gutiérrez Juan [enlace]. Prueba del afecto que se le brindaba son varias cartas al director publicadas en el diario ABC en febrero de 1975 solicitando la concesión de una calle en su memoria, algo que ese año se había otorgado para el también músico Antonio Pantión, pero que, por desgracia, no se logró en nuestro caso. Tal vez sea el momento de rescatar el asunto y de impulsar el debido reconocimiento a su memoria.
En homenaje a su figura, este próximo Domingo de Ramos está previsto que suenen en la calle sus tres marchas dedicadas a la hermandad.
José María Pinilla
Febrero 2024