«Somos amados como somos, sin maquillajes»
Papa Francisco
Han pasado poco más de 2 días desde que nos bajamos del autobús que nos trajo desde Cascais y, os puedo asegurar, que todavía no estoy recuperado sentimental ni, mucho menos físicamente de lo vivido en la JMJ de Lisboa.
Han sido unos días intensos, muy intensos. Cuando alguien te cuenta la experiencia de ediciones anteriores, intentas hacerte una idea de lo que puede llegar a ser vivirla en primera persona. Nada que ver… Como me comentaban nuestros jóvenes, todos venían con unas expectativas mucho más bajas de lo que realmente ha sido esta maravillosa experiencia.
En lo personal, puedo decir que ha sido la mayor y mejor catequesis que he recibido en mi vida como católico. Los mensajes recibidos estos días, tanto de nuestro Arzobispo José Ángel como del Santo Padre, han sido tan claros como concisos y no han hecho otra cosa que reafirmar mis creencias y mis principios.
Pero lo que realmente me ha llenado de esta JMJ han sido nuestros jóvenes. Unos valientes que no han dudado ni un segundo en salir, con el pecho al descubierto, a dar testimonio de su amor a Jesús.
Su actitud, a pesar de las duchas de agua fría, dormir en el suelo o sobre chinos, el calor, las colas, las caminatas, las esperas… ha sido increíble. No sé de dónde sacaron las fuerzas para tocar las palmas, cantar o tocar la guitarra hasta cuando salíamos de la misa de envío del domingo. Yo tenía suficiente con mantenerme en pie.
Ellos han sido los que, realmente, me han hecho disfrutar de la #JMJLisboa2023. Sus caras, sus miradas, sus bellos de punta, sus lágrimas, su ilusión, sus “subidones” al ver al Papa Francisco por primera vez, sus ganas de repetir experiencia.
Espero que lo vivido estos días no se quede en un simple recuerdo y les haya calado profundamente. Que les sirva en su día a día y lo pongan en práctica con sus padres, hermanos, familiares y amigos.
Aunque en la nómina oficial éramos 20, siempre hemos sido 21 peregrinos en Lisboa. Por eso, quiero agradecerles a ellos, a cada uno de ellos, que me hayan dado la gasolina suficiente para llegar hasta el final. Que hayan contribuido, sin saberlo, a que mi ausencia no haya sido tan dolorosa.
También quiero pedirles disculpas si alguna vez no di la talla, si no actué como debía o si esperaban algo más de mí.
Por último, quería agradecer a todos los padres su colaboración y su cariño. Sé que no es nada fácil tener a sus hijos a tantos kilómetros y en un país extraño. También han sido unos valientes.
Aquí os he dejado mis reflexiones, todavía en caliente, de mi primera y última JMJ… la edad no me da para el 2027 y, mucho menos, en Seúl.
Una vez más, tengo que decir que estoy muy orgulloso de sentir en Azul y Plata.
¡¡¡ Viva la Hermandad de la Hiniesta y su Grupo Joven !!!
Rafael Moreno Romay
Diputado de Juventud
Hermoso mensaje. Gracias a todos por permitirnos sentir vuestras experiencias. Que la Virgen de la Hiniesta Gloriosa os acompañe siempre. Sana envidia me dais